Entre 1932 y 1971, miles de mujeres y personas de género no convencional pasaron por año por las altas paredes de piedra de la “Casa D”.
Publicado en The Activist History Review, el 31 de mayo 2019
por Hugh Ryan
Traducción: María Luisa Peralta, julio-agosto de 2019.
El 28 de junio de 1969, durante la primera noche de la Revuelta de Stonewall, un grupo de mujeres (muchas de ellas mujeres de color), tuvieron su propia protesta, a unos cientos de metros y a todo un mundo de distancia del Stonewall Inn. Era la gente detenida en la Casa de Detención de Mujeres, la prisión que se encontraba en el corazón del Greenwich Village, donde la calle Christopher se cruza con la 6ta. Avenida. Según una historia oral contada por Arcus Flynn, una de las primeras miembros de Daughters of Bilitis, las mujeres presas cantaban “¡Poder gay! ¡Poder gay!” mientras prendían fuego a sus escasas pertenencias y las tiraban por la ventana en solidaridad con el levantamiento que ocurría afuera.

Una de las mujeres que estaba adentro esa noche era Afeni Shakur (madre de Tupac), miembro del Partido de lxs Panteras Negras. Shakur había sido arrestada como parte del grupo llamado “Pantera 21”, a quienes se acusaba de planear dinamitar varios sitios en distintas partes de la ciudad de New York. Luego de que el juicio contra ellxs se viniera abajo y que los cargos fueran desestimados, participó en la Convención Constitucional Revolucionaria del Pueblo, de 1970, convocada por el Partido de lxs Panteras Negras en Filadelfia. Allí, Shakur participó en un taller organizado por el Frente de Liberación Gay (GLF, por sus siglas en inglés). Según algunxs participantes de Chicago, ella le contó al grupo que luego de ver las banderas del GLF en protestas afuera de la Casa de Detención, “comenzó a relacionarse con las hermanas gays en la cárcel, empezando a entender su opresión, su furia y la fuerza que tenían ellas y todas las personas gays”. [2] Ayudó a lxs participantes del taller a formular una lista de demandas para llevar al piso de la Convención y expresó su convicción de que el discurso de Huey P. Newton sobre la liberación gay y la liberación feminista sería el comienzo para desentramar la homofobia y la misoginia dentro del movimiento del poder negro.
Sin embargo, las conexiones entre el movimiento del poder negro, la Casa de Detención y el Gay Liberation Front vienen de mucho más atrás: desde la fundación misma del GLF. En el momento posterior a Stonewall, la Sociedad Mattachine (una de las primeras y mayores organizaciones “homófilas” del país) buscó ganar acceso a la recién descubierta energía comunitaria organizando reuniones para las personas LGBTQ en la municipalidad. En vez de reunir a la comunidad, estas reuniones rápidamente mostraron la fractura en el (vagamente definido) movimiento LGBTQ. Lxs organizadores insistieron firmemente en que “Mattachine no sea asociada con ninguna acción que pueda resultar ofensiva para las autoridades” [3]. Así que cuando un grupo de jóvenes radicales, algunxs de lxs cuales habían estado realmente en la primera noche del levantamiento de Stonewall (incluyendo a Martha Shelley y Jim Fouratt), propuso que lxs presentes planearan una protesta contra la Casa de Detención de Mujeres en apoyo a Afeni Shakur y Joan Bird (otra integrante de Pantera 21), lxs organizadores de Mattachine se opusieron. Poco dispuesto a retroceder, el pequeño grupo espontáneamente eligió un nuevo nombre bajo el cual protestar contra la Casa de Detención: y así nació el Gay Liberation Front, una de las más importantes organizaciones LGBTQ de los ’70. Entre Navidad y Año Nuevo de 1969, el GLF ayudó a organizar protestas permanentes frente a la Casa de Detención de Mujeres, convocando a sus miembros a que “vengan por la paz, la libertad y los derechos de todos los pueblos”. [4]

Hoy en día, el lugar donde antes estaba la Casa de Detención de Mujeres es un jardín municipal, y es difícil imaginar que una prisión de once pisos alguna vez estuvo ubicada en este pequeño trozo de tierra hiper-gentrificada. Pero entre 1932 y 1971 miles de mujeres y personas de género no convencional pasaron por año por las altas paredes de piedra de la “Casa D”.
Gracias al libro de Piper Kerwin, Orange is the New Black, y a su increíblemente popular adaptación para televisión de Netflix, se ha prestado alguna atención a la situación de las mujeres queer encarceladas en Estados Unidos. Sin embargo, poca gente es consciente del impresionante tamaño de esta población. Según un estudio realizado en 2017 por el Williams Institute, “42.1% de las mujeres en las prisiones y 35.7% de las mujeres que están en la cárcel pertenecían a minorías sexuales” [5], a pesar del hecho de que “lesbianas, gays y bisexuales constituyen alrededor del 3.5%” de la población de Estados Unidos [6]. Por una amplia variedad de razones, la mayoría de la investigación disponible indica que actualmente las personas queer tienen más probabilidades de vivir en la pobreza, más probabilidades de usar o abusar de drogas, más probabilidades de terminar sin hogar, más probabilidades de involucrarse en delitos de supervivencia (como el trabajo sexual o la mendicidad) y más probabilidades de tener problemas de salud mental serios en comparación con sus pares heterosexuales, todo lo cual hace que sea más probable que sean encarceladas. En décadas anteriores, cuando la gente podía ser arrestada por tener relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo o por vestirse de una manera demasiado alejada de la norma de género, el porcentaje era casi seguramente mayor.

Pocos años después de su apertura, la Casa D comenzó a ser reconocida como un lugar de reunión para las mujeres queer y las personas de género no convencional. En 1939, unx periodista del Binghamton, New York Press y Sun Bulletin escribió que “el dueño del Jefferson Diner (enfrente de la Casa de Detención de Mujeres)… recarga unos 25c entre la 1 y las 5 a.m.” debido a la creciente atmósfera de “Howdy Club” que toma la cafetería [7]. El Howdy Club era un club nocturno popular entre lxs visitantes adineradxs que salían de gira por los “tugurios”, en el que las mozas eran lesbianas butch, que también actuaban como drag kings. El recargo extra, se suponía, mantendría a las mujeres queer fuera de la cafetería.
Estas mujeres se reunían afuera de la cárcel para gritarles a sus amadas que estaban adentro, y para encontrarse con amigas y amantes cuando eran liberadas. A las personas encarceladas les daban una moneda de diez centavos cuando salían, lo cual, tal como reconoció hasta el Departamento Correccional Estatal, no era “suficiente ni siquiera para comprar un almuerzo”. [8] De manera que muchxs de lxs detenidxs más pobres no tenían otra opción que reunirse en el área circundante.
Se sabe poco acerca de estas primeras personas queer detenidas en la Casa D, porque pocxs tuvieron alguna vez la posibilidad de registrar sus propias experiencias ni tenían guardado en archivo ningún documento que pudieran haber producido. Pero las noticias de los arrestos en los diarios muestran que muchxs de ellxs eran de género no convencional o transgénero. En 1937, una mujer trans fue arrestada por conducta desordenada y retenida en la Casa D “durante dos días antes de que se descubriera su sexo”.[9] Un año después, cuando una chica de diecisiete años fue arrestada por matar a su madre y fue enviada a la Casa D, los diarios hicieron mucho alboroto con el hecho de que cuando la arrestaron estaba “vestida con los pantalones de su padre, un sombrero de fieltro y una campera leñadora”. [10] En 1940, un hombre trans llamado Tom Mario fue arrestado bajo unos difusos “cargos morales”, cuando se descubrió que vivía con una mujer en un departamento en el Lower East Side, y él también fue enviado a la Casa D.
Las personas de género no convencional son la punta visible del iceberg que es la comunidad LGBTQ y como tal tiene sentido que hayan estado entre las primeras personas queer reconocibles en la Casa D. La sexualidad de las mujeres queer con expresiones de género más convencionales simplemente no se conocía, no se registró ni se vigiló con tanta frecuencia, especialmente en los registros públicos. Pero muchas mujeres encarceladas ahí, incluyendo aquellas que serían consideradas cisgénero y heterosexuales en sus vidas afuera de la cárcel, descubrieron o exploraron su sexualidad queer o sus identidades de género mientras estuvieron encarceladas.
Florrie Fisher fue enviada por primera vez a la Casa D en 1944, por tenencia de drogas, y volvería una y otra vez durante los siguientes veinticinco años. Luego de dejar el alcohol y convertirse en una oradora motivacional contra las drogas, escribió un libro de memorias titulado The Lonely Trip Back (El solitario viaje de vuelta). Recordaba:
Fue en la cárcel donde aprendí a ser lesbiana, los dos lados de eso. Cómo ser una mami, y cómo ser un papi. Un hombre que ha estudiado las cárceles en todo el país escribió hace poco: “Estados Unidos tiene las condenas de cárcel más prolongadas de Occidente, sin embargo, la única condición que se puede demostrar que es curada por las condenas largas es la heterosexualidad…” Durante la primera sentencia que cumplí, en la Casa D, descubrí que podía involucrarme emocionalmente con otra mujer. Ella fue la primera de alrededor de diez mujeres con las que tuve relaciones lésbicas durante mis años en la cárcel.[11]

A partir de ese momento, la prevalencia de una sexualidad queer en la Casa D sería mencionada por casi cada autora que pasó algún tiempo dentro de esa prisión, incluyendo a Angela Davis, Elizabeth Gurley Flynn, Afeni Shakur, Andrea Dworkin y Sara Harris, quien se desempeñó como trabajadora social en la cárcel durante un año mientras escribía su sensacionalista historia de 1967, Hellhole: The Shocking Story of the Inmates and Life in the New York City House of Detention for Women (El antro: la impactante historia de las internas y la vida en la Casa de Detención para Mujeres de New York).
Durante los años que van desde la Segunda Guerra Mundial hasta las Revueltas de Stonewall (uno de los períodos más homofóbicos en la historia norteamericana), muchas mujeres dijeron que la Casa de Detención era el único lugar en toda la ciudad donde podían ver a menudo en las calles a mujeres reconocibles como queer. La historiadora pionera Joan Nestle, fundadora de los Lesbian Herstory Archives, resumió la importancia de la Casa D para la organización OutHistory: “La cárcel era una presencia en nuestras vidas: una advertencia, un faro, un recordatorio y un momento de comunidad”. Para las mujeres queer, la cárcel servía como una historia admonitoria acerca de cómo la sociedad disciplinaba a quienes rompían sus reglas y al mismo tiempo brindaba algunas de las evidencias más claras de que era posible romper esas reglas y sobrevivir.

Sin embargo, hasta hoy la Casa D está llamativamente ausente de las consideraciones sobre la historia queer de Greenwich Village, o de la historia radical del movimiento de liberación gay de los ’70. Incluso en sus momentos de mayor visibilidad, las mujeres y las personas de género no convencional (especialmente quienes son personas de color, de clase obrera o que estuvieron presxs) están ausentes de la mayoría de las historias LGBTQ hegemónicas. La historia habitual del Village se reduce a una historia de los hombres queer blancos, a menudo artistas y/o los que eran de clase media o alta. Pero durante cuarenta años (los cuarenta años durante los cuales surgieron las primeras organizaciones modernas LGBT de derechos civiles) uno de los puntos de referencia más destacados del Village fue un espacio donde las mujeres queer, mayoritariamente mujeres de color, mayoritariamente de clase obrera e inmigrantes, se reunían en público de una forma en que no podían hacerlo en ningún otro lugar en la ciudad de New York. Aunque hay que hacer mucha más investigación sobre la Casa D, esto sugiere un punto de partida: ¿cómo concibieron y actuaron las mujeres y las personas de género no convencional su ser queer dentro y fuera de la cárcel? ¿En qué forma su presencia cambió la percepción del Village como un todo? ¿Cómo contribuyó la Casa D a las políticas anticarcelarias de las primeras organizaciones de liberación gay, ya que era un recordatorio visual constante de la conexión entre las comunidades queer y las cárceles?
Lxs historiadorxs queer, y lxs historiadorxs de la ciudad de New York, han sido capaces de reconocer la importancia de los muelles de West Side Highway, un espacio de transición en el Greenwich Village que contribuyó mucho a su historia queer, especialmente para los hombres cisgénero y para algunas mujeres trans. Ese mismo análisis y reconocimiento debe ser dado a la Casa D.
Hugh
Ryan es escritor, curador y orador y vive en la ciudad de New York. Su libro
When Brooklyn Was Queer se publicó en la primavera de 2019 por St. Martin’s Press.
@Hugh_Ryan
Lecturas adicionales
[2] “Gays Discover Revolutionary Love”, informe al taller de hombres homosexuales, miembros de Chicago Gay Liberation, Convención Constitucional de los Pueblos Revolucionarios, 5 al 7 de septiembre, Black Panthers Folder, ONE Subject Files Collection, ONE Archives.
[3] Duberman, Martin. Stonewall.
[4] Gay Liberation Front Journal Bulletin. Volume 1, Number 2. 30 de diciembre, 1969.
[5] Flores, A. R., Romero, A. P., Wilson, B. D.M., & Herman, J. L.(2017). “Incarceration Rates and Traits of Sexual Minorities in the United States: National Inmate Survey, 2011–2012.”
[6] “Incarceration Rate of LGB People Three Times the General Population,” Williams Institute, UCLA School of Law, https://williamsinstitute.law.ucla.edu/williams-in-the-news/incarceration-rate-of-lesbian-gay-bisexual-people-three-times-the-general-population/, consultado el 5/17/19/
[7] “Untitled,” Binghamton New York Press and Sun Bulletin, New York, 17 de abril de 1939.
[8] “10c ‘Stake’ Spurs Jail Payment Plan,” New York Daily News, 17 de abril de 1937.
[9] “Man Masquerade 7 Years as a Woman,” Fort Myers Florida News-Press, 12 de octubre de 1937.
[10] “Girl Slayer Faces Court with Bravado,” New York Daily News, 9 de noviembre de 1938.
[11] Fisher, Florrie. The Lonely Trip Back.
[12] “Historical Musings: Women’s House of Detention, 1931-1974,” http://outhistory.org/exhibits/show/historical-musings/womens-house-of-detention, consultado el 5/17/2019.
Artículo original en inglés:https://activisthistory.com/2019/05/31/the-queer-history-of-the-womens-house-of-detention/?fbclid=IwAR37uWnYaanECUTAqSlzMN9uRqAtw4uC-2tMoabkI81xfPpmCqLk2hJp98U#_ftn5
Versión en pdf de la traducción aquí.